Lo que esconden las palabras

Una palabra es un vocablo, una voz, una expresión. Etimológicamente, el término deriva del latín parábola.

En el mismo sentido, parábola deriva del griego παραβολη y se relaciona con las enseñanzas morales tomadas de alguna narración, por ejemplo, a las historias bíblicas.

Lo innegable es que con las palabras podemos otorgar significados, pronunciarnos a favor o en contra. Son más que sonidos, moldean la mente para después convertirse en pensamientos o acciones, son tan poderosas que si las expresamos o prescindimos de ellas podemos crear o destruir, por eso su correcto manejo es de suma importancia.

Desde Cervantes a Shakespeare refirieron a ella demostrando el valor que tiene, tanto cuando la pronunciamos como cuando callamos. “Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo” o “Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras” mencionaron en sus obras los exponentes de la literatura moderna.

¿Somos realmente conscientes de su importancia al instante de pronunciarlas? lo cierto es que una palabra mal dicha en un momento inadecuado puede herir mucho a otra persona. En cambio, si aprendes a potenciar las caricias positivas, es decir, los elogios o las palabras de afecto verás cómo también mejora el nivel y la calidad de tus relaciones interpersonales.

Las palabras esconden nuestros estados o sentimientos. Es recomendable que domines la furia. Recapacita y reflexiona antes de pronunciarlas. Exponer enojos utilizando frases que connotan agravios puede hacer que lo lamentes más tarde.

La posibilidad de expresarse oralmente es un rasgo de los más valiosos con que cuentan los seres humanos y la enumeración de los beneficios que de ahí se desprenden, podría ser muy extensa; sin embargo, como tantas otras cosas, si no se utiliza con sabiduría, puede ser contraproducente. Recuerda: por hablar poco nada se pierde.

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